Las cuatro modalidades elementales de la narrativa.

Autor: Uriel A. Durán

El crítico literario Northrop Frye, en su estudio Anatomía De La Crítica, dividió toda la narrativa (literaria,cinematográfica,televisiva,musical y de comic) en 4 modalidades elementales: tragedia, romance, comedia e ironía.Dichas modalidades,se ajustan a un diagrama circular:




De esta forma,la tragedia y la comedia se ubican en extremos opuestos,dado que obviamente una apela a provocar risa y humor,y la otra compasión y sufrimiento. El romance, según Frye, no es en el sentido de historias de amor, sino de aventuras,como lo eran los romances de caballeros medievales.

En ese entendimiento,en romance se agrupan todas las historias protagonizadas por héroes que hacen uso de sus habilidades para triunfar sobre los obstáculos. Pero en el círculo entonces, opuesto directamente al romance, queda la ironía.

Tratándose de su antítesis exacta, la ironía serían las historias donde los protagonistas no son capaces de controlar sus destinos y más que héroes, son víctimas. El término de ironía, viene a raíz de que la victimización tiende a ser lo más realista posible —y hablar realistamente en narraciones de ficción, resulta irónico.

Según la clasificación de Frye, la mayoría del comic queda englobado en la parte de romance. Y como el diagrama es circular, el romance puede derivar a un lado u otro, sea hacia la comedia o la tragedia —lo que viene a marcar la diferencia entre, digamos, los comics de Rico McPato y el Tarzan de Burne Hogarth.

La ironía queda un poco descartada, desde el momento que el dibujo de comic no es muy naturalista o fotorrealista, y que como medio, su enfoque narrativo tiende a ser más bien idealista —o mejor dicho, idealizado,tanto en sus aspectos positivos como negativos (los héroes son icónicos,y los villanos despreciables). Sin embargo, en años recientes —desde los 80’s aprox., entre el movimiento indie y los temas oscuros— el comic en general ya ha empezado a explorar el área irónica.

Ésto ha sido particularmente notorio, por parte del subgénero más representativo de la modalidad opuesta:el romance de acción y aventuras. Para ejemplos,cabe citar desde la trama sórdida de Watchmen (sin spoilear demasiado, los héroes no precisamente triunfan como se espera lo hagan siempre ‘los buenos’ de la historia) hasta el megadramón sórdido que es actualmente Infinite Crisis. Sin olvidar por supuesto,los dramas sofisticados y smibiográficos de gran parte del comic indie.

Un especialista literario,muy probablemente llamaría a este proceso deconstrucción.
Un esoterista asiático muy probablemente lo definiría como el yin necesario para balancear al yang, o la destrucción necesaria,para poder reconstruir algo más completo y nuevo. Un psicólogo, probablemente indicaría que buena parte de esta tendencia deriva de una especie de anti-nostalgia, una tendencia de retomar los placeres de antaño —sean personajes queridos o el medio de los dibujitos en general— no para revivirlos... sino pervertirlos y demolerlos con todo el peso del lado oscuro de la existencia real, incluyendo la violencia y la mortalidad principalmente.